martes, 16 de junio de 2009

Viajar en avión: toda una odisea

A través de este artículo trataremos de dar respuesta a una de las actividades menos agradables en la sociedad actual: viajar en avión. Todos sabemos lo que eso significa, pero ¿Cómo podemos remediarlo?

Como premisa acuda a su viaje de avión recién duchado, con colonia suave y fresca, ropa amplia y zapato cómodo.Deberá además tener a mano cinco elementos indispensables: la documentación; algunos Caramelos para evitar el taponamiento de oídos durante el vuelo; alguna prenda que le abrigue, porque dentro del avión y durante el vuelo notará un poco de frío; cacao para labios porque se resecan y algo de lectura para entretenerse.

Recuerde que viajar en avión si bien es rápido, no es cómodo. A la presión que supone llegar en hora hay que añadir el tiempo de trámites y esperas en los aeropuertos, tierras de nadie y de todos a una. Sepa que si no es capaz de tomárselo con filosofía le hará acumular una inútil tensión que le acompañará cuando suba al espacio reducido de la aeronave. Sólo hay una receta que funcione: paciencia y prepararse psicológicamente para la carrera de obstáculos que supone.
Llegue con tiempo y le habrá ganado la batalla al stress. Como recibimiento, comienza el slalom porque muy probablemente se topará con una larga cola para facturar el equipaje. Casi de manera irremediable ¿realidad o ley de Murphy? su fila, a diferencia de las demás, irá más lenta. Mantenga cierta distancia prudencial con el que está delante. Nada más desagradable y agobiante que sentir el aliento impaciente del viajero que está detrás. También tenga cuidado con los carros de equipaje, las maletas y los pies de la gente. Si no se mueve con cuidado y calcula las distancias puede sin querer lesionar a alguien.
La segunda prueba consiste en pasar el control de seguridad. De nuevo la resignación es la actitud más educada. Ceda siempre el paso a personas impedidas, mayores y familias con niños. Para agilizar el trámite y el paso a las demás personas, mientras espera su turno vaya desposeyéndose del cinturón, pulseras, etc…
Ya en la salas de espera ubíquese cerca de la puerta de embarque asignada. Si se va a sentar al lado de alguien pregunte si el sitio está ocupado y nunca ocupe asientos con equipaje de mano salvo que haya sitio de sobra. No alce demasiado la voz si mantiene una conversación, recuerde que se trata de un sitio público y no molestar a los demás es una norma fundamental de cortesía.
Cuando se anuncie su vuelo por favor no salga enloquecido a la carrera en un sprint desenfrenado por ocupar el primer puesto de salida. Además de ridículo, es inútil, especialmente porque el avión le esperará y porque ya tendrá asignado su asiento. Deje pasar a niños y personas mayores y guarde su riguroso turno en la fila evitando de nuevo el acoso al de delante. Si por la razón que sea su vuelo ha sido retrasado y está usted hasta la coronilla de esperar evite descargar su ira con los trabajadores de la aerolínea, sepa que no tienen la culpa. Antes de protestar, cosa que está en su derecho, averigüe pacíficamente las causas. Una sonrisa y buenos modales siempre facilitan las cosas.
David Mesa.-

Traje y corbata: La pareja de oro.

Muy pocos hombres cuidamos nuestra imagen, siempre pensamos que la vanidad es cosa de mujeres, y que al preocuparnos por vernos bien perderíamos nuestra virilidad. Pero seamos honestos, ¿quién no se viste para agradar y ser tomado en cuenta por los demás, para sobresalir y, sobretodo, para atraer al sexo opuesto?
Por ello, y para dar las mejores soluciones en lo que a vestimenta masculina se refiere, hemos redactado este artículo afín de conseguir una mayor preocupación por la imagen por parte de los hombres. Para ello nos hemos servido de los dos artículos por excelencia de la moda masculina: el traje y la corbata
El traje, símbolo de la elegancia masculina
El estilo masculino se caracteriza por ser clásico y perdura durante mucho más tiempo. Todo hombre elegante que se precie deberá tener trajes de buena calidad, lisos o con estampados discretos, como las rayas o los cuadros Príncipe de Gales. Los de color azul marino y gris son indispensables, pero para ocasiones más informales no está de más tener uno marrón o beige. Si tiene que vestir de sport, no fallará con unos pantalones de gabardina y una americana.
Lo correcto es que las mangas de las chaquetas cubran las muñecas y que los puños de las camisas asomen por debajo unos dos centímetros. También se tiene que ver por detrás de la chaqueta un centímetro del cuello de la camisa.
Mucha atención a los complementos, sobre todo a la corbata, la clave del vestuario masculino: de seda para vestir, y de lana y otras fibras para un atuendo más informal. Los zapatos negros combinan con los trajes oscuros, para el resto se reserva el color marrón. En cuanto a los calcetines, deben armonizar con el traje, pero no fallará si los lleva lisos y de tonos oscuros.
La corbata, más que un simple complemento
Si bien es cada vez más frecuente lucir un aspecto casual, aún en reuniones importantes, lo cierto es que el uso de la corbata sigue siendo muy extendido. Indudablemente una corbata bien usada puede ser sinónimo de elegancia y buen gusto, así como una corbata (aún de muy buena calidad), puede transmitir un mensaje negativo acerca de quien la usa, si no se usa adecuadamente.
Hay que tener en cuenta que no todas las corbatas sirven para todas las camisas. Mientras que las corbatas anchas (de nudo grande) son para camisas de cuellos anchos, las corbatas de nudo pequeño se utilizan para camisas de cuellos estrechos.
Asimismo, no debemos olvidar que las corbatas no deben tener un diseño similar al estampado de la camisa.
En cuanto al nudo, éste debe de estar en contacto con el botón superior de la camisa (esto es ajustado, pero sin resultar incómodo ni llegar a fruncir el cuello de la camisa).
Por último, y en lo que a corbatas se refiere, no debemos olvidar que la parte estrecha no debe asomar por la parte ancha, así como el extremo de la misma no debe superar la línea del cinturón ni quedar por encima del ombligo de la persona.
David Mesa.-

EL NEGOCIADOR: ALGO MÁS QUE UN SIMPLE TRABAJO

De todos es sabido que, en un mundo tan competitivo, la figura del negociador es vital para la solución eficaz de los intereses económicos de las compañías. En el pasado, cuando el entorno económico era muy estable, la cualidad más importante en los ejecutivos de las empresas era la capacidad de gestión; pero ahora que tantas cosas hay que cambiar a diario, las cualidades más importantes han pasado a ser el liderazgo y la habilidad negociadora.
Objetivo: Ganar y agradar
Cuando el único objetivo de la negociación es el de maximizar el beneficio propio a costa del contrario, o el de imponer nuestra solución, es muy fácil llegar a un enfrentamiento personal que dañe las relaciones para siempre. Sin embargo, muchas veces el mantener unas buenas relaciones es tan importante como el resultado de la negociación. Claro que tampoco se trata de plegarse a los intereses del contrario, porque entonces, además de resultar perjudicados, nos sentiremos pisoteados.
El objetivo de toda reunión debe ser el de maximizar el beneficio propio sin dañar las relaciones. Pero para preservar las relaciones no basta con emplear buenos modales. Si el contrario piensa que ha sido engañado, o que sus intereses no han sido tenidos en cuenta, habremos ganado un enemigo, dispuesto a tomarse la revancha en la primera ocasión. El contrario tiene que salir de la negociación convencido de haber alcanzado un acuerdo razonable; y nosotros, de haber logrado todo lo que estaba a nuestro alcance.
¿Son todas las negociaciones iguales?
La estrategia de la negociación define la manera en que cada parte trata de conducir la misma con el fin de alcanzar sus objetivos. Se pueden definir dos estrategias típicas:
Por un lado está la estrategia de “ganar-ganar”, en la que se busca que ambas partes ganen, compartiendo el beneficio y por otro la estrategia de “ganar-perder” en la que cada parte trata de alcanzar el máximo beneficio a costa del oponente.
La estrategia de “ganar-ganar” es fundamental en aquellos casos en los que se desea mantener una relación duradera, contribuyendo a fortalecer los lazos comerciales y haciendo más difícil que un tercero se haga con este contrato. Se puede aplicar en la mayoría de las negociaciones, tan sólo hace falta voluntad por ambas partes de colaborar.La estrategia de “ganar-perder” sólo se debería aplicar en una negociación aislada ya que el deterioro que sufre la relación personal hace difícil que la parte perdedora quiera volver a negociar.
Psicología: un as en la manga
Tras describir la estrategia de la negociación, es básico que destaquemos el papel que cumple la psicología dentro de este proceso. Según la psicología una de las maneras de abordar el proceso de negociación es desde la inteligencia emocional y desde la Programación Neurolingüística (PNL), con el fin de saber cómo manejar y “jugar” con nuestras emociones y como comunicarnos con el otro.
La Pnl nos ayuda en una negociación a saber cuál y cómo es el canal de comunicación que utiliza la otra persona, por tanto, a comunicarnos con ella. Por otra parte la inteligencia emocional, nos permite conocer y controlar nuestras emociones de tal forma que podamos comunicar lo que realmente queremos transmitirle.
Desde una mirada psicológica nos queda claro que aplicando técnicas donde se puedan manejar emociones, habilidades comunicativas, un ambiente de colaboración, en el cual la empatía es vital, crea una atmósfera de cordialidad y confianza. Acompañado esto de una buena dosis de creatividad, empleando enfoques diferentes, tratando de encontrar siempre alternativas nuevas que faciliten el proceso de negociación, se llegará a buen término y aun manejo para futuros encuentros.
Por último, señalar que hay que tratar de superar las dificultades o bloqueos, que pueden suceder. Uno no puede desistir ante la primera dificultad. No obstante, si finalmente no se encuentran soluciones satisfactorias, más vale romper las negociaciones que llegar a un mal acuerdo.
David Mesa.-

lunes, 1 de junio de 2009

EL PODER DE LAS PALABRAS

El lenguaje, las palabras, han sido una de las creaciones más importantes del ser humano. A lo largo de la historia, muchas han sido las frases o discursos que han pasado a la memoria colectiva. Palabras llenas de sentido y significado, que aún hoy nos emocionan. Muchas de ellas proceden de personajes famosos, otras de la sabiduría popular y otras simplemente son anónimas.

En este artículo mostraremos aquellas citas que guardan una estrecha relación con el protocolo, y que en gran medida, expresan mucho de su esencia.

En relación con el protocolo, encontramos citas que hablan de ciertos aspectos relacionados con esa materia. A continuación mostramos las citas anónimas, que a nuestro juicio, son más importantes.

“La vida puede vivirse de muchas maneras, pero no de cualquier manera”: Esta es una de esas citas que contiene entre sus palabras un contenido de gran importancia. Trata de comunicar que somos libres, por lo que podemos vivir la vida siguiendo el camino que más nos convenga. Sin embargo, es necesario que respetemos la vida de nuestros semejantes, adaptándonos a las normas y costumbres de la sociedad en la que vivamos.

“Porque uno se tire por un balcón, no voy a tirarme yo.”: Esta es una de las frases más conocidas de nuestro refranero, con un contenido lleno de sabiduría. Viene a decirnos que no es justificable ninguna acción por el mero hecho de que lo haya hecho otra persona. Es necesario que todo aquello que hagamos tenga una justificación razonable, acorde con nuestra personalidad y con la circunstancia.

“La riqueza de un hombre no se encuentra en la cantidad de dinero que posee, sino en la calidad de su conocimiento y educación”: quizás nos encontramos ante una de las frases que cobra más sentido en la época actual, dentro de nuestro sistema capitalista basado en la riqueza material. Es necesario que comprendamos que la verdadera riqueza de la persona se encuentra en sus conocimientos, en su sabiduría, en su cultura. Vivimos en una sociedad en la que predomina el tener al saber. No podemos caer en un sistema de valores basados en conceptos económicos, ya que en ese mismo momento perdemos nuestra esencia como seres humanos.

Sin embargo, no todas las citas y frases celebres son anónimas. Muchas de ellas tienen un autor conocido, y que detallamos más adelante.

“El mejor uso que puede hacerse de la palabra en muchas ocasiones, es callarse”. (Chuang Tse): este filósofo chino del siglo IV a.C., nos comunicó un conocimiento que no pierde su contenido a pesar del paso de los siglos. Es básico no solo el saber expresarse, sino saber cuando ha de hacerse. No podemos caer en el hablar por hablar, pues es una muestra de ignorancia y de protagonismo innecesario. El sabio es aquella persona que habla de aquello que sabe y calla para escuchar de aquello que no conoce. Es una norma básica que ha de tenerse en cuenta en todos aquellos actos de carácter social.


“Si hablas mal, se hablará de ti peor” (Hesiodo): este poeta de la Antigua Grecia nos avisa de los problemas que acarrea el hablar mal de otras personas. Esto no quiere decir que tengamos que estar de acuerdo con todo lo que dicen nuestros semejantes, sino que antes que una mala palabra, es mejor un diálogo con esa persona con la que no compartimos la opinión. Una mala palabra dedicada a otra persona, puede volverse hacia nosotros como un boomerang.

Por último, no queríamos despedirnos sin mostrar una de las frases que proceden de nuestra lengua materna: el latín. Una frase que ha ido pasando de padres a hijos, durante generaciones, y que nosotros, humildemente os comunicamos: “Veritas odium parit”. Quiere decir: “la verdad engendra odio”. Viene a comunicar que a pesar de que la sinceridad es una de las virtudes más laureadas, es recomendable ser cauto a la hora de decir la verdad. Porque como por todos es sabido, la mejor manera de conseguir enemigos y ser maleducado, es siendo sincero.
Por David Mesa.-

Donde fueres haz lo que vieres

Como por todos es sabido, el protocolo lo podemos definir como: “La regla ceremonial diplomática o palatina establecida por decreto o por costumbre”. Sin embargo, y como la propia definición nos adelanta, las costumbres son diferentes en función del lugar en el que nos encontremos. Por ello, en este artículo trataremos de analizar, las reglas protocolarias y costumbres más curiosas del panorama internacional.

En cuanto a costumbres curiosas, debemos de resaltar los países asiáticos (especialmente China y Japón). Ambos países se caracterizan por utilizar un conglomerado de costumbres que difieren en gran medida de las occidentales.

La más conocida de estas costumbres (y no por ello menos curiosa), es la relacionada con los zapatos. En Japón, es casi una ofensa grave el no quitarse los zapatos a la entrada de cualquier edificio: viviendas, comercios, restaurantes tradicionales, templos…
La costumbre surge de un hecho muy práctico, que es el de dejar todos los zapatos en un pequeño escalón a la entrada de la casa, ya que de esa manera se evita el traslado de gérmenes y suciedad de la calle al interior del hogar.Pero cuidado: la excepción a la regla es el cuarto de baño, donde necesariamente debemos calzarnos, para evitar desparramar las bacterias del sanitario en toda la casa. Para ello, suele haber un par de zapatillas disponible en la puerta del baño, para que las utilice el que necesite.
Otra de las costumbres más asombrosas de la cultura nipona es la de taparse la boca al reír. Si bien reírse a carcajadas, con la boca abierta, no es considerado refinado ni femenino en ningún lugar del mundo, las niponas son especialmente cuidadosas en este sentido. Algunos podrían pensar que se debe a una extrema timidez, a una costumbre sin ningún significado o hasta un rasgo de inmadurez. Sin embargo, hay una razón de más peso que podría explicar con mayor profundidad el tan arraigado hábito.Durante el periodo Nara – del 710 al 794 – se dio inicio a una tradición, consistente en teñir los dientes de negro en las mujeres. A esta práctica se le dio el nombre de ohaguro, que significa precisamente “dientes negros”. Se utilizaba como forma de indicar el paso de una niña a mujer, pero durante una época posterior – la era Edo – sirvió para distinguir a las solteras de las casadas. Desde luego, las muchachas nunca se terminaron de sentir cómodas con esta costumbre y por ello se habituaron a taparse los dientes cuando ríen, lo que luego quedó arraigado en la sociedad nipona.
Sin embargo, no es necesario acudir a los países orientales para descubrir usos y costumbres, a nuestro juicio, extraordinarias. Aquí mismo, en Europa, las podemos encontrar de todos los colores.
En Inglaterra, por ejemplo, es ilegal que las mujeres coman chocolate mientras viajan en transporte público. En Italia, es norma básica para obtener el carnet de conducir, saber montar en bicicleta. En Suiza, es ilegal tirar de la cadena del lavabo a partir de las diez de la noche. Así que no se os ocurra levantaros a media noche a hacer vuestras necesidades, no vaya a ser que cuando salgáis del lavabo os encontréis con la policía en el salón.
Capitulo aparte, merece las diferentes maneras de saludar que podemos encontrar en el mundo. El apretón de manos es la forma de saludar más aceptada a nivel mundial. Sin embargo, existen lugares cuya manera de hacerlo es mucho más curiosa. Una de las más conocidas es el saludo esquimal, en el cual las personas que se saludan frotan sus narices como muestra de cortesía; o de algunas tribus indias, que levantan su palma derecha como señal de saludo a otra persona y como muestra de sus buenas intenciones de no portar armas en la mano. Algunas tribus no solo levantan la palma de la mano, sino que hacen un pequeño círculo con ella en el aire a la hora de saludar.

Otra de las formas más sorprendentes es el modo de saludar en Rusia. Los besos que se dan, generalmente tres, tan cercanos a los labios, producen una cierta extrañeza en aquellas personas que conocen este tipo de saludo por primera vez.

Conocer los usos y costumbres de los diferentes países, supone adaptarse a la cultura e integrarse a esa sociedad que queramos visitar. Es fundamental respetar todas estas normas, por muy extrañas que nos parezcan, con el fin de no causar mala impresión y de adaptarnos lo más rápidamente a las diferentes culturas que nos podamos encontrar
.
David Mesa.-