miércoles, 18 de febrero de 2009

La Ceremonia del Té en Japón

Kaiseki, naka-dachi, goza-iri y usucha son las cuatro fases que componen la ceremonia del té; ceremonia que en japonés recibe el nombre de chanoyu.
La ceremonia del té, que hoy cuenta con diversas escuelas en Japón, entre las que destacan la Urasenke, la Omotesenke y la Mushakojisenke, comenzó siendo una costumbre social practicada por unos pocos, pero pronto se extendió y generalizó.
Fue el maestro Sen-no Rikyu quien, en el siglo XVI y a partir de cuatro principios fundamentales (armonía, tranquilidad, respeto y pureza), estableció el actual ceremonial, que tiene en sus reglas influencia de la disciplina de los samuráis, y en su espiritualidad, rasgos del budismo zen. También fue él quien instauró las características de la casa del té, que debe tener capacidad para cinco personas, una sala para lavar los utensilios y dos entradas, una para los invitados y otra para los oficiantes, y de los utensilios a emplear, que deben ser sencillos, asimétricos e irregulares, como reflejo de los rasgos propios de la naturaleza.
La ceremonia:
Los invitados llegan a la sala de ceremonias, de la sukiya o casa de té, a través del jardín, por un camino en el que encuentran un recipiente con agua, en el que se lavan las manos y enjuagan la boca. Una vez dentro de la sala, antes de comenzar, se arrodillan ante la tokonoma (capilla) y hacen una reverencia; posteriormente, admiran la estampa o pintura de la tokonoma y el hornillo, con su abanico plegable colocado ante sí. Tras este momento se sirve la kaiseki, una comida ligera, que marca el inicio de la celebración y que termina con unos dulces a modo de postre. Cuando el maestro de ceremonias lo indica, los invitados se retiran para hacer una pausa intermedia, conocida como naka-dachi. A continuación y, mediante un gong de metal, el anfitrión indica el comienzo de la fase principal del rito (goza-iri), en la cual, el maestro de ceremonias prepara el koicha; un té espeso, que servido en un cuenco beben el anfitrión y los demás invitados sucesivamente. La ceremonia culmina con una fase final, llamada usucha, en la que se sirve un té claro de consistencia espumosa, que se prepara individualmente para cada invitado. Una vez que los asistentes beben su cuenco por completo y que el maestro de ceremonias ha sacado los utensilios de la sala, éste indica que el rito ha terminado haciendo una reverencia en silencio ante los participantes.

· El té servido en la ceremonia es té verde en polvo, conocido como matcha.
· La ceremonia completa dura unas cuatro horas, pero se suele limitar a la última fase, que dura aproximadamente una hora.
· El “tocha”: El auge del té dio lugar al nacimiento de un juego (tocha) en el que se cataban distintas variedades de té y los jugadores trataban de averiguar el tipo de té y su origen.
· Los invitados deben llevar a la ceremonia un abanico plegable y unas cuantas servilletas de papel pequeñas (kaishi), que usan para limpiar la parte del cuenco que tocan, con sus labios, al beber.
Por Marina Rodríguez.-

Etiqueta... también en la red

Internet es, sin duda, la revolución del siglo XXI: ya nadie piensa en un ordenador sin acceso a Internet, los niños vienen con una dirección IP debajo del brazo y nuestros mayores reciben clases para poder estar en contacto con sus familiares a través del Messenger. Sin duda, el sector empresarial es el más “afectado” por las nuevas tecnologías y ya no se concibe la comunicación sin estar conectado a la red, pero ¿sabemos utilizar eficazmente las herramientas que nos ofrece?

Internet es un medio joven, pero con un crecimiento muy rápido; enseguida surgió la necesidad de poner un poco de orden en el “cajón desastre” y un ingeniero de Intel Corporation fue el encargado. Escribió el primer documento de etiqueta en la red, y acunó el término de Netetiqueta. Este documento nos viene a dar unas reglas básicas de gestión eficaz de Internet como medio de información y de comunicación, incluyendo, por supuesto la herramienta por excelencia: el E-mail.

A lo largo del día en una empresa se escriben muchos e-mails dirigidos a diferentes tipos de personas (superiores, compañeros, proveedores, etc.) y no hay una plantilla para todos. Cada correo que se manda hay que escribirlo con plena conciencia de a quién se dirige, Tenemos la falsa sensación de que el correo electrónico es algo informal y que no hay que cuidar ni la forma ni el contenido, y con la importancia que ha adquirido esta herramienta, esa forma de pensar se ha quedado obsoleta

A continuación vamos a ver unas pequeñas recomendaciones, pero que suponen una gran diferencia al utilizarlas.

- En primer lugar hay que dejar todos y cada uno de los aspectos más importantes lo suficientemente claros para que no puedan llevar a error: el destinatario, el remitente, el asunto y, si lleva archivos adjuntos, ponerles un nombre lo más explicativo posible. La razón de todo esto es muy sencilla: en una empresa, como ya hemos visto antes, se reciben a diario muchos e-mails y si no sabemos bien todos esos datos (a quién se dirige, de quién es o sobre qué trata) lo más seguro es que no se lea con atención, o no se transmita lo que se desea, o simplemente acabe en elementos eliminados. Además si hay que buscar ese e-mail posteriormente, un asunto que sea lo suficientemente descriptivo facilita mucho la tarea.
- Por otra parte, normalmente en una empresa se suelen responder a los correos electrónicos en varias ocasiones y se suelen enviar a diferentes personas a la vez. Esto hace que los e-mails se hagan interminables, ya que incluyen todas las direcciones y todas las respuestas, y puede que nuestro destinatario se pierda al intentar leerlo. Para solucionarlo solamente tenemos que borrar todos los e-mails anteriores y dejar solamente el último y usar los campos CC y CCO para escribir las direcciones de e-mail. Además de hacer los correos más cortos y legibles, evitaremos que anden pululando las direcciones de otras personas que pueden ser utilizadas para otros asuntos que no son para nada interesantes, como por ejemplo, para envío de spam
- En cuanto al lenguaje que se utiliza, hay que ser muy cuidadoso. En los últimos años se ha extendido mucho la economía lingüística y esta práctica ha llegado hasta los e-mails. Se suele asociar los correos electrónicos a los mensajes en el móvil y no a las cartas tradicionales. Pero en el ámbito empresarial, para que nos tomen en serio, es necesario escribir con todas las letras y gramaticalmente correcto.
- Por último, para que la herramienta nos permita la mayor velocidad posible, no es aconsejable mandar e-mails con archivos adjuntos de gran tamaño. Hacen que sea muy lenta la descarga y es una pérdida de tiempo. Los archivos en formato PDF pesan menos y evitamos que lo alteren.
Ahora ya tenemos la base para hacer de Internet una herramienta muy eficaz en nuestro día a día en una empresa. Tenemos que tener en cuenta que para una corporación el tiempo es oro y no podemos perderlo para hacer algo tan básico como es comunicarnos.
Por Carmen Gutiérrez.-

Real Decreto 2099/1983, ¿pasado o presente?

Todos conocemos este Real Decreto como “La Biblia del Protocolo de Estado en España”. La cuestión no es discutir acerca de la necesidad de normativizar o no la ordenación de cargos en actos oficiales puesto que todos sabemos lo útil que resulta para evitar situaciones desagradables. El Real Decreto no es más que una herramienta a la que poder acudir en caso de duda y sobre la que basar “científicamente” nuestras decisiones en la colocación de personalidades. Ahora bien, el protocolo, como la sociedad, es algo vivo, cambiante, así pues, nuestra misión va a ser determinar hasta qué punto este Decreto atiende a las necesidades de una sociedad que ha sufrido innumerables cambios desde que se promulgó en 1983.

El Protocolo oficial en España goza de una salud envidiable en comparación con otras países europeos pero no podemos dejarnos llevar por las comparaciones, como dice el sabio refranero español, “mal de unos, consuelo de tontos”. Contamos con una normativa bastante abierta y flexible que permite dar soluciones prácticas a problemas actuales, igualmente tenemos que resaltar que ni siquiera las leyes de Código Penal contemplan todas las posibilidades, resultaría imposible tener presente toda la combinación de cargos que pueden asistir a un Acto Oficial. Precisamente de este hecho deriva la problemática del Real Decreto, algunos temas como la colocación de banderas y símbolos no pueden dejarse a la libre interpretación de los organizadores es por esto que defendemos una remodelación del Decreto 2099 pero sólo en determinadas materias.
Veamos algunos ejemplos de las “grietas” de este documento. Por un lado, destacaríamos el hecho de que no existe una normativa clara respecto al papel de las autonomías. Su creciente poder en ocasiones genera situaciones tensas, éstas no pueden pretender equipararse a las más altas instituciones del Estado. La proliferación de reglamentos que atañen a ámbitos regionales y locales, que contradicen nuestro decreto, deriva en absurdas paradojas. Por otro lado, la cuestión de los tratamientos es excesivamente permisiva, abierta y poco clara ¿Cómo es posible que un Secretario de Estado como tal no tenga tratamiento pero si forma parte del Consejo de Estado se le trate de Excelentísimo? La situación de igualdad que vive la sociedad española terminará exigiendo que todos seamos tratados de excelentísimos. El Gobierno ya se está planteando la supresión de este apartado. Dada la importancia de las relaciones internacionales hoy en día, no se puede consentir que a un embajador no se le permita asistir a actos oficiales en representación de su país o no tenga sitio en el Cuerpo Diplomático por que está esperando a poder entregar las Credenciales a Su Majestad.
Desde esta revista, alzamos la voz para pedir, no una remodelación total del Decreto, sino más bien una unificación de las normas, un acuerdo con las directrices que están surgiendo en los ámbitos autonómicos y un acercamiento a la realidad social y las necesidades de los españoles. Como hemos dicho en otras ocasiones, el protocolo es un fiel sirviente de la sociedad y su leal compañero desde tiempos inmemoriales, es por ello que deben caminar juntos a lo largo de los siglos.
Por Cristina Hernández.-

¿Protocolo Institucional?

En numerosas ocasiones hablamos de las cosas sin tener una idea precisa sobre el significado preciso de nuestras palabras. Un ejemplo: ¿A qué nos referimos exactamente cuando decimos “protocolo institucional”? ¿Cuál es el alcance de estas dos palabras unidas?

Una vez más, debemos recurrir al diccionario de la RAE para utilizar con acierto el lenguaje. Del sustantivo “institución” nos dice: “Organismo que desempeña una función de interés público, especialmente benéfico o docente”. Más: “Cada una de las organizaciones fundamentales de un Estado, nación o sociedad”. Otra: “Órganos constitucionales del poder soberano de la nación”

Buscamos ahora el adjetivo “institucional”: “Perteneciente o relativo a una institución o instituciones políticas, religiosas, sociales, etc.”


A partir de estas dos definiciones podemos inferir sin grave riesgo de error que “protocolo institucional” es el perteneciente o relativo a las instituciones o, más sencillo, “el protocolo de las instituciones”

A efectos prácticos y partiendo de las definiciones que nos brinda la RAE, cuando hablamos de “protocolo institucional” nos estaríamos refiriendo a:

El protocolo específico que rige la vida y las relaciones de las instituciones del Estado: La Corona, las Cortes, el gobierno, la judicatura..... Este protocolo tiene sin embargo nombre propio: Protocolo Oficial.

El protocolo de las instituciones religiosas, universitarias, académicas, deportivas..... Cabría también en este ámbito el protocolo de las ONL y ONG.

Quede esta aproximación al concepto de protocolo institucional como punto de partida para la crítica y la discusión, fundamentos sin duda del quehacer universitario.
por Félix Tijero.-

Maria Antonieta, la Jacobina de la moda parisina

Si nos preguntan por la Reina Maria Antonieta, todos evocamos una figura absolutista, mimada, frívola e inmadura. De no ser por su dramático fin en manos de la burocracia diplomática (comúnmente conocida como guillotina) sería uno de los personajes más odiados de la historia, pero la historia la escriben los ganadores… Maria Antonieta fue una mujer entera, fuerte, y rebelde. Creadora del concepto de moda, sus maneras y vestidos fueron copiados y envidiados hasta la saciedad. Hagamos un repaso por su corta pero intensa vida.
Nacida en 1755, en la Corte de los Habsburgo, Maria Antonieta vivió una infancia feliz y despreocupada alejada de las rígidas normas del protocolo. A los 15 años, fue casada con el Delfín Luís, nieto de Luís XV. La parafernalia que rodeó todo el proceso de la boda (incluida su renuncia a su tierra) fue vivida por ella con dolor y resignación. Tras una boda de 9 días, descubrió que su marido tenía bastante más interés en los rezos que en ella y que estaba rodeada por mujeres cuyo único fin era convertirla en una desgraciada .Haciendo gala de su aguante y educación real, se sobrepuso a las circunstancias y empleó su forma de vestir y peinarse como un ataque constante, irónico y sutil a todo aquello que la rodeaba.
Recién llegada a la corte francesa y bajo el acecho de su “consejera en protocolo”, la Condesa de Noailles, decide aprender a montar a caballo a horcajadas y vistiendo como un hombre. La corte consternada no supo ver en ello más que un estrambótico detalle sin percibir la rebeldía que bullía en el corazón de aquella adolescente. Sus frecuentes baños ( el aseo en la Corte francesa brillaba por su ausencia) y el abandono de los corsés fueron un símbolo de liberación en aquel agobiante entorno.
A pesar de ser guillotinada por personificar el exceso y abuso de las monarquías absolutistas fue una Reina amable con las clases más bajas. Prueba de ello es que su modista, Rose Bertin y su peluquero eran los únicos autorizados a entrar en sus habitaciones a diferencia de otras damas de compañía pertenecientes a la nobleza. Jamás discriminó a nadie por su origen burgués y empleó los colores para acercarse a dicha clase social, dejó de lado el rojo para emplear colores más “campesinos” como los pasteles, beiges y grises.
Tal era el poco interés de Luís XVI en su esposa que incluso accedió a construirle un palacio en el recinto de Versailles, Le Petit Trianon. Aquello supuso una brisa de aire nuevo para Maria Antonieta que aprovechó para organizar fiestas de máscaras semanales, vestirse a su antojo con holgadas túnicas e imponer el protocolo de la libertad y la sencillez. El Petit Trianon, fue morada de flores, alegría, fiestas y banquetes más allá del obsoleto protocolo francés.
Sus comentadas amistades con personalidades estrambóticas como El Caballero D’Eón (famoso espía conocido por su gusto por el travestismo), le granjearon más de un problema entre la nobleza, unido por supuesto a su relación más que familiar con individuos burgueses. Los desmesurados gastos en ropa, peinados y fiestas hicieron lo propio entre el pueblo. Jamás repitió un vestido, gastó toneladas de harina (ingrediente esencial del pan, alimento básico del tercer pueblo) en sus peinados e incluso llegó a arruinar el mercado de la seda al optar por tejidos mas “rurales” como el algodón. De ella se ha dicho que vivió alejada de la situación de pobreza de su pueblo, nada más lejos de la realidad. En épocas de crisis remendó sus vestidos, suprimió sus fiestas y ahorró dinero de las arcas del Estado. El paso de los siglos ha ido dejando estos actos en el tintero y resaltando su lado más egoísta.
Maria Antonieta fue una niña de su tiempo que reflejó su sufrimiento y rebeldía interior revolucionando el mundo de la moda y pasando un plumero por el empolvado protocolo galo. La Revolución francesa se llevó a miles de inocentes, entre ellos a esta Reina que no supo ver lo que se le venía encima.
Por Cristina Hernández.-

Las mil y una formas de saludar en el mundo

Seguida de mamá y papá, la tercera palabra que aprendemos es agua ( el hombre jamás olvida su instinto de supervivencia) y la cuarta, es hola. La necesidad de sociabilización del ser humano, aparece en sus primeros años de vida. Durante la infancia, se nos enseña a dar el manido apretón de manos, a dar dos besos al aire en el caso de las féminas, mirar a los ojos del interlocutor... En fin, todo un conjunto de gestos y palabras que nos ayudarán en el futuro a desenvolvernos en el mundo adulto. Lo que no se nos enseña, es que en el mundo hay miles de culturas con distintas formas de saludo y que en países tan culturalmente cercanos como el Reino Unido o EE.UU es impensable dar dos besos al conocer a alguien. Así pues, parece importante retomar algunas lecciones de la infancia que quedaron cojas para no hacer el ridículo en nuestro próximo viaje.
Es un error garrafal englobar a todos los asiáticos en un mismo grupo. Japón y China son dos culturas que poco tienen que ver y que además nunca han tenido muy buenas relaciones. Dada la expansión cultural de la economía china hoy en cada vez se acoplan más a nuestras tradiciones aceptando un apretón de manos como forma de saludo. De todas formas dice el refrán: “Donde fueres haz lo que vieres" y algo parecido dice el protocolo. En este país bastará una leve inclinación de cabeza. Son bastante reacios al contacto físico. Así es que nosotros, culturas que expresan su respeto y amor a través de abrazos, tendremos que guardarlos para otra ocasión. Si por el contrario, decidimos desplazarnos a Japón, tendremos mucho ganado puesto que es un país muy acostumbrado a hacer negocios con Europa y nada de nuestra rudeza puede ya sorprenderles. Aún así, nos introduciremos al otro haciendo una leve reverencia en señal de respeto en caso de estar de paso, el equivalente al hola rápido y saludo con la mano. Si es una persona con la que nos queremos llevar bien, realizaremos una profunda reverencia con las manos juntas y las palmas extendidas. Se doblará la espalda recta, alcanzando una forma de ele, jamás se doblan las rodillas, eso es típicamente europeo. Puestos a aprender el saludo más común es Ojigi, o bien Ohayo, buenos días. Es una cultura excesivamente sumisa en cuanto a la educación, es decir, prácticamente se piden disculpas por todo, el término Sunimasen (lo siento) nos sacará de muchos apuros.

Para las culturas indostánicas besar es una manera de transmitir energía espiritual, pero nuestro cliente asiático seguramente no querrá nuestra energía, mejor dejémoslo en lo anterior. Asia es un continente enorme, allí confluyen gran cantidad de culturas, en India por ejemplo deberemos agacharnos hasta el suelo y besar los pies del interlocutor en señal de respeto, parece terrible pero por desgracia si viajamos y queremos establecer negocios tendremos que recodar a nuestros compatriotas los catalanes y decir por lo bajinis : “la pela es la pela”, “la pela es la pela”...
En el caso de las sociedades musulmanas recordemos que hombres y mujeres jamás se tocan, por lo que si pertenecemos al genero femenino nos conformaremos con una breve “Salam Aleikum”, si por el contrario somos hombres podremos saludarles, con un apretón de manos pero colocándolas como si fuéramos a echar un pulso.
Si viajamos al continente africano, no debemos preocuparnos. En general, las zonas urbanas tienden a europeizarse en sus formas pero parece curioso resaltar que en las tribus más rurales, donde el concepto de fertilidad sigue siendo sagrado, los hombres se den en vez de un apretón de manos una sacudida de pene y las mujeres de pechos. Sin embargo hay que tener cuidado con los besos porque para ellos, besar es sinónimo de muerte ya que dejas que tu alma escape de tu cuerpo. Los aborígenes esquimales y australianos, emplean la misma palabra para besar y oler, de ahí que su beso equivalga a un leve y cariñoso frotamiento de narices, aspirando el olor del otro mientras tanto.

No hace falta irse tan lejos para comprobar que las formas de saludo son distintas en nuestro propio continente. Podemos encontrar la tradición de dar tres besos en vez de dos en Rusia, Holanda o Bélgica, el rechazo total de los besos como en el Reino Unido y Canadá que ha heredado esa idea, e incluso los picos (pequeño beso en los labios) entre personas que ya se conocen, Holanda de nuevo. En Polonia resiste una tradición muy antigua que consiste en besar la mano de las mujeres y en Rusia pueden darse hasta seis besos e incluso besos en la boca (recordemos a Breznev y Hoecker).

Podemos concluir pues, que gracias al avance de la cultura occidental será el apretón de manos el saludo habitual pero si queremos ser verdaderamente respetuosos adoptaremos las formas de saludo oriundas del lugar que visitamos, seguro que se quedan encantados.
Por Cristina Hernández.-

martes, 17 de febrero de 2009

Urbanidad: tan importante ayer como hoy

¿Será por mi barba blanca y las entradas, que se acercan peligrosamente a la coronilla? Sea por lo que fuere, me han encargado de una sección de la revista que me resulta especialmente atractiva: hurgar en la arqueología de protocolo, es las raíces, en su esencia en suma.

¿Arqueología del protocolo? Inmediatamente se nos viene a la memoria el papiro de Prisse; la columna de Hammurabi; el Ducado de Borgoña o los consejos de Leonardo para sentarse decorosamente a la mesa de su señor, Ludovico el Moro. Pues no. Vamos a comenzar nuestro repaso arqueológico por algo mucho más próximo y entrañable. Una “Cartilla moderna de urbanidad”, editada en Barcelona en 1929.

La Cartilla, en edición “niños”, que existe otra similar exclusiva para “niñas”, es un compendio de la tan celebrada fórmula RES. ¿Quién dice que ha inventado qué?. Por lo demás, no tiene desperdicio desde la portada al índice. Su correspondiente “nihil obstat” del censor, Jaime Pons, S.J.; el preceptivo “Imprímase”, de José, Obispo de Barcelona. Todo lo que debe tener un libro decente de la época.

Sus páginas son una auténtica delicia para la vista y para la inteligencia. A través de cándidas viñetas, nos cuentan qué debe hacer el niño bien educado en contraposición con el mal educado. Ofrece también sencillos textos en formato pregunta-respuesta contraponiendo el bien y el mal, así como cortas historias ejemplarizantes.

El acto de levantarse y el aseo, el comportamiento en la calle, en el colegio, en la mesa, en el juego, en el paseo, en las visitas, en los viajes, en el templo. Consejos de buena educación que no estaría mal recordar en los tiempos que corren.

Los últimos capítulos están dedicados a la piedad, la caridad, la docilidad, la laboriosidad y la modestia. Recuérdese que cuenta con las en su tiempo, imprescindibles bendiciones eclesiásticas.

¡Una auténtica joya... arqueológica!
Por Félix Tijero.-