martes, 19 de enero de 2010

La repercusión del protocolo en la televisión


¿Se carecen de buenas formas en la sociedad actual? ¿Es por la falta de buenas maneras en diversas situaciones por lo que la gente demanda saber su uso?
Desde su origen como normas tradicionales que ayudan a tener una jerarquización de tiempo, espacio y personas, el protocolo intenta que las buenas maneras y costumbres estén presentes en el día a día de cada individuo. En la actualidad, el panorama social ha cambiado y todo esto parece estar muy olvidado.
Atendiendo a esta demanda el programa “Buenos días Madrid”, conducido por Begoña Tormo y Jota Abril, de Telemadrid, se ha hecho eco de esta pérdida de buenas maneras y cada martes Carmen Thous, profesora de la Universidad Francisco de Vitoria, con un lenguaje claro, conciso y sencillo, interviene en una sección exclusivamente dedicada al protocolo, tocando todas las ramas de este pero aplicándolo a situaciones cercanas, de la vida cotidiana, que son familiares para todo el público.
En esta intervención semanal, Carmen con la colaboración de los presentadores, analizan la actualidad desde el punto de vista del protocolo, cómo saber comportarse de manera correcta y adecuada en cada circunstancia, mejorar la imagen y facilitar las relaciones con los demás.
La repercusión superó todas las expectativas establecidas, llegando a copar esta parte del programa un 20% de share a nivel nacional.
Tras el rotundo éxito, siguieron innovando...
La primicia se presentó este pasado verano de 2009 cuando se dio un cursillo íntegramente de protocolo, la novedad es que se impartía desde la sección del programa, es decir, eran clases televisadas y los telespectadores se apuntaban vía Internet , al final de este, se les hacía un examen que enviaban por correo a la cadena y sólo si aprobaban dicha prueba se les daba un título que certificaba el apto en el seminario.
Una idea revolucionaria que ha tenido una gran y éxito gracias a la forma de impartir las clases y por la temática tratada, que hacía referencia a la necesidad de recuperar las buenas costumbres y maneras, que hacían, hacen y harán quedar como señores tanto a lo anfitriones como a los invitados.

lunes, 18 de enero de 2010

La visita de Bush al Vaticano


El verano del año pasado el, por entonces presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, fue recibido por el Papa en la ciudad del Vaticano.
La visita se caracterizó, entre otras cosas, por la constante ruptura del protocolo.
Su Santidad, el Papa Benedicto XVI, no recibió al presidente en su estudio privado, como es normal, si no que le concedió el honor de recibirle en los jardines del Vaticano.
Además visitaron una de las torres medievales restauradas, contemplaron desde una terraza las 44 hectáreas, los edificios, los muros y la basílica de San Pedro que constituyen la ciudad del Vaticano, y por supuesto visitaron la Capilla Sixtina.
Toda esta visita constituye una ruptura con el protocolo habitual.
Sin embargo, si debemos destacar un grave error en la ruptura del protocolo de esta visita, no podemos obviar el momento de la recepción, cuando delante de cientos de fotógrafos y periodistas el por entonces presidente de los Estados Unidos dijo: “Estoy muy contento de estar con usted Señor”
Bush se confundió y llamó “Señor” al Papa y no “Su Santidad” como establecen los tratamientos.
Una portavoz de la Casa Blanca dijo que habían “establecido una buena relación”.

En 2006 se celebró, en el salón de fiestas del Grand Hotel de Oslo, una cena de gala por el Premio Nobel de la Paz Mohamad Yunus. Sin embargo no fue él quien acaparó todo el interés de los invitados.
La estadounidense, Sharon Stone, llamó la atención de los asistentes cuando rompió el protocolo. La actriz fue la última en llegar a la cena, para sorpresa de todos se unió a la cena diez minutos más tarde que los invitados reales.
De acuerdo con las reglas protocolarias que se siguen en todo el mundo, Harald V de Noruega y su esposa Sonia, deberían haber sido los últimos en ocupar sus asientos.
Un portavoz de la Casa Real, Carl Erik Grimstad, declaró que: “Hay que tener una muy buena explicación para llegar después de Sus Altezas Reales”

“Se trató de una mutua y espontánea muestra de cariño y aprecio entre la reina y Michelle Obama”.
Así definió una portavoz de palacio para The Times el abrazo de la primera dama a la reina Isabel II.
Este “incidente protocolario” tuvo lugar el pasado abril en la recepción que se dio lugar en el Palacio de Buckingham antes de la cumbre del G20.
Aunque el protocolo es muy estricto y establece que no se puede tocar a la reina, el palacio se mostró más que relajado tras el incidente.
Una actuación sorprendente, después de que en 1992 el abrazo del por entonces primer ministro australiano, Paul Keating, desencadenara un conflicto diplomático.

Alejandra Martínez

El protocolo, esa gran incógnita


Un día, en una fiesta en casa de unos amigos, me preguntaron cuál era mi idea de futuro y en qué me gustaría trabajar, sin pensarlo, contesté que el protocolo era un campo que me generaba devoción y admiración. Hubo opiniones y gestos para todos los gustos, algunos me sorprendieron porque en sus semblantes se podía apreciar cierto escepticismo e incredulidad ante la posible idea de dedicar mi vida laboral a algo así. Pese a que muchos de esos gestos me ofendieron, les pregunté cuál era el motivo de su disgusto. Su respuesta fue que eso era “sólo para pijos”, ante tal contestación, imaginaos mi cara...
La carcajada que salió del lugar más arcano de mi ser, creó que les asustó, mas no me importó, la conversación siguió y fue entonces cuando les pregunté dónde estaba el chiste, ya que ellos estaban hablando sin apenas saber qué es el protocolo. En ese momento, podría haberlos llamado hipócritas, pero mi educación me impidió recordarles todo lo que estaban haciendo: llevaban dos semanas para preparar una fiesta, siguiendo unas directrices, para realizar las invitaciones y organizar todo lo que una acto social de este tipo conlleva, ¿acaso esto no es protocolo?.
El protocolo nos ofrece ayuda y en ocasiones nos puede salvar de un posible “ahogo” social. Vivimos en una jungla en la que, sino tenemos recursos, buenas maneras y formas nos podemos convertir en aquel niño de la selva que caminaba a cuatro patas...
Podemos vivir en comunidad gracias a unas normas que jerarquizan el espacio, el tiempo y a las personas, esto es protocolo, esa puerta abierta por la que podemos salir de la jungla y volver gloriosos de la fiesta del Palacio de Versalles.
Para unos esta disciplina se siente como una “forma de vida”, para otros es un conjunto de reglas absurdas que no sirven para nada, sin embargo no son conscientes de que es una constante en sus vidas; a la hora de poner la mesa, cuando invitan a unos amigos a disfrutar de los actos más importantes de sus vidas, cuando regalamos flores, etc.
Nuestras costumbres cotidianas son el resultado de aquello que el protocolo lleva ordenando y estudiando durante siglos, por ello lo tenemos que acoger por difícil que parezca ponerlo en práctica, porque existe, porque se debe respetar y darle la espalda significa rechazar las buenas maneras, el civismo y el orden.
Tras esta reflexión personal acerca del protocolo, una de las mayores pasiones de mi vida, espero que haya podido llegar y hacer reflexionar a todos aquellos que desconfían de esta reglas y normas para que le den una oportunidad para conocerlo e interesarse por él como a todos a los que nos fascina esta disciplina.

Isabel Vázquez Sacristán