lunes, 2 de marzo de 2009

Desde Rusia con Amor

La República Federal Rusa es el país más grande del mundo. Ocupa una sexta parte del planeta y alberga entre sus fronteras a más de 17 millones de habitantes. Ha sido morada de misteriosos personajes como Iván el Terrible, Rasputín o Dovstoieski. Sus territorios llegan desde los Urales en Europa hasta los límites más occidentales de China. Todo un gigante de pies de barro, que hasta 1991 fue defensor de un sistema político cuanto menos peculiar, el comunismo. De la mano de los vencedores de la Segunda Guerra Mundial, ha sabido jugar sus cartas los últimos años y competir en poder y grandeza con otras potencias como Japón o EE.UU.
Dada su extensión, Rusia es hoy en día un crisol de distintas culturas y nacionalidades amalgamadas bajo un mismo nombre. Sin embargo, existen elementos comunes a todos ellos. Los rusos, como buenos pobladores de zonas frías, son políticamente correctos Prefieren dar a cada uno el tratamiento que le corresponde y no son amigos del tuteo. En el momento en el que un ruso comience a tutearnos podemos considerarnos parte de su círculo íntimo. La forma de dirigirse entre ellos es el Don. seguido del apellido. El nombre de pila se reserva para ambientes mucho más familiares.
La gente rusa, no es muy dada a sonreír, de hecho lo hace solamente cuando saluda a una persona conocida, está coqueteando, o realmente le divierte algo. Los rusos no sonríen por cortesía o a gente desconocida, no hay que tomárselo mal, no significa que estén enfadados, es una mera costumbre social. Algunos rusos pueden resultar reservados, cautelosos o fríos con desconocidos. Cuando se conocen mejor, pueden ser extremadamente abiertos, amistosos y generosos con sus nuevos amigos.
Amantes de la vida familiar, consideran un honor que sus invitados conozcan a los suyos y sean afables con ellos. Por ello, es un buen detalle, si les hacemos una visita, hacer un regalo, más que para el anfitrión, para sus hijos. No lo abrirán hasta que nos hayamos ido, pues para ellos es un signo de mala educación; esto también hay que tenerlo en cuenta si nos hacen un regalo a nosotros. Aprecian especialmente licores (sobre todo el vodka), flores y bombones. El regalo más popular son las flores, hasta el punto de que si un hombre no regala flores a una mujer en la primera cita puede ser rechazado sin dilación. Si optamos por flores, debemos comprar un número impar de éstas, los pares se reservan para funerales. Reciben con agrado cumplidos acerca de su casa, pero procuremos no cumplimentar artículos concretos , pues no pararán hasta conseguir regalárnoslo. Una vez atravesamos el umbral, lo primero que debemos hacer es quitarnos los zapatos y ponernos unas pantuflas que nos prestarán nuestros anfitriones.
Asistir a una comida con habitantes de Rusia, implica acudir con el estómago vacío y estar acostumbrado a beber alcohol. Con respecto a la comida, suelen comer menús compuestos de tres platos, y en grandes cantidades. No está bien visto dar la negativa a un plato, pero si dejamos el plato limpio, entenderán que nos hemos quedado con hambre e insistirán para que repitamos. En cuanto a las bebidas alcohólicas, es obvio que lo más normal en Rusia es beber vodka, pero hay que tener cuidado, porque lo toman según un protocolo y cualquier cambio puede ser interpretado como una falta de respeto: siempre se toma en vaso pequeño, sin hielo (se enfría la botella entera), haciendo un “tost”, es decir, un brindis y bebiéndolo de un solo trago, bajo el grito "Na zdoróvie" (¡Salud!). A pesar de que no esté planeada una velada con comida, ellos sacarán té ( la bebida más popular de Rusia, superando incluso al vodka), acompañado de ingentes cantidades de pastas, bizcochos, tartas, etc.
Alrededor de la figura de los rusos se han generado una serie de mitos falsos, gracias especialmente a la labor diplomática de sus peculiares Presidentes como Boris Yeltsin o Vladimir Putin. No son una sociedad dada a los besos ni gestos afectuosos. Fue Leonid Brezhnev, en los años ochenta, el que lo puso de moda, resultando una diana de mofas y sátiras por parte de sus paisanos. No son grandes bebedores, de hecho, si consumen más vodka de lo habitual es para luchar contra las gélidas temperaturas del invierno. Las alegres comparecencias de Boris Yeltsin distan mucho de la actitud habitual de este pueblo. Durante esta época no patinan sobre los lagos y ríos , los cuales, si bien helados hasta la médula, carecen de una superficie lisa que facilite su utilización. En cuanto a gastronomía se refiere, la ensaladilla rusa, no es de origen ruso. Inventada por un cocinero francés, allí es un plato muy popular que recibe el nombre de “ Ensaladilla Olivié”
Los rusos son bastante supersticiosos y por eso existen multitud de tradiciones curiosas dignas de mención. Por ejemplo, si pisamos por error el pie de alguien, esta persona deberá pisarlo de vuelta. Con ello se pretende evitar una futura discusión entre ambas personas. Si salimos de casa y de camino recordamos algo olvidado, no podremos volver de nuevo a recogerlo puesto que trae mala suerte. Silbar dentro de la casa aleja el dinero de la misma, al igual que darlo directamente en mano. Habrá que depositarlo previamente una bandeja/cajita que hará las veces de elemento de intercambio.
En resumidas cuentas, el ruso es un pueblo orgulloso, frío en sus maneras, pero generoso y fiel. Si decidimos viajar por esos lares, además de un buen abrigo, siempre podremos llevarnos esta humilde guía que nos sacará de más de un aprieto.
Por Carmen Gutiérrez y Cristina Hernández.-

2 comentarios:

  1. Gran aportacion, Carmen y Cristina siempre haciendo buenos post. por cierto sabeis la fecha exacta del comienzo del cursos 2017.

    ResponderEliminar