viernes, 6 de marzo de 2009

La Navidad en la empresa: ¿Ángel o Demonio?

Cada año, a mediados de noviembre comenzamos a sentir el gusanillo de la Navidad. Las calles se iluminan de luces, los centros comerciales nos invitan a entrar como manzanas del paraíso, comienzan las llamadas para las cenas navideñas... Para todos, estas fechas son sinónimo de solidaridad, de familia, de alegría... Por supuesto, no todo el monte es orégano. La Navidad también implica, cenas de trabajo, regalos a clientes, envío indiscriminado de “christmas” y demás cuestiones laborales que pueden desembocar en una úlcera. A continuación veremos algunos consejos para paliar los efectos de la Navidad en nuestra salud mental y la de nuestros colaboradores.

Es algo muy habitual en las empresas organizar cenas de Navidad para los empleados. Los jefes ven así una manera de acercarse a sus subalternos (una vez al año no hace daño) y estos la conciben como una oportunidad para hablar de tú a tú al jefe tomando una copa. Si somos los encargados de organizarla, es nuestro momento de lucirnos. El sitio debe elegirse con bastante tiempo de antelación, cuanto más, mejor, puesto que por esas fechas todo suele estar reservado y podemos encontrarnos en la calle. A la hora de reservar el lugar, habrá que tener presente el tamaño, el aforo, las posibilidades técnicas (siempre hay algún jefe que le gusta dar discursos), la comida (anisakis, alergias...) e incluso la decoración. Con respecto a este punto, la idea de mezclar los motivos navideños con el logo de la empresa suele generar en los asistentes un sentimiento de pertenencia muy beneficioso para el desarrollo de la cena. Rojo con dorado o bien azul y plateado son las combinaciones más exitosas.

A la hora de colocar a la gente hay que ser especialmente cuidadoso. Es algo típico mezclar departamentos distintos en las mesas para que así puedan entablar relación pero antes, tendremos que comprobar si nuestros compañeros prefieren compartir el ágape con sus colegas de departamento. El organizador debe estar al tanto de las buenas o malas relaciones internas para evitar que el rencor y el alcohol nos destrocen la fiesta .
Si deseamos hacer una cena debemos de tener en cuenta que los más marchosos de la oficina querrán seguir después la fiesta en otro sitio, prever esto es un punto más para nosotros. Por el contrario si es una celebración a mediodía contamos con dos ventajas, una menor duración y la imposibilidad de continuar la fiesta. Ahora bien, las comidas no suelen ser muy populares puesto que después uno debe reincorporarse a la rutina laboral.

En general, no se suele pedir un vestuario concreto ya que la gente tiende a acudir bien en horas de trabajo (comidas) o bien al terminar la jornada (cenas) y contamos con el beneficio de que el atuendo laboral de oficina es todoterreno. De todas formas si nuestra cena de Navidad es por todo lo alto, retrasaremos la hora de llegada y así los empleados tendrán tiempo de cambiarse y vestirse adecuadamente, tal y como habremos indicado en las invitaciones. En estas fiestas el consumo de comida suele ser decisión del invitado, pero si no queremos hablar de más procuraremos controlar el alcohol.

El envío de “Christmas” es otro de los motivos que puede volvernos locos en Navidad. Hoy en día las nuevas tecnologías permiten enviar estas tarjetas en tiempo record a través de Internet. Dichas tarjetas aunque cómodas, son excesivamente impersonales por lo que se recomienda optar por las tradicionales y escribirlas siempre a mano, con una cuidada caligrafía. En cuanto texto, lo importante es transmitir que verdaderamente sentimos lo que les decimos y que lo enviamos con cariño. Debemos enviar felicitaciones navideñas (recordemos que estamos en el ámbito laboral) a todos nuestros clientes y a aquellas personas que nos hayan prestado un servicio a lo largo del año. Por otro lado, todas las recibidas de otras personas serán contestadas, sin excepción. El diseño de los “Christmas” es muy variado, lo mejor es optar por un diseño clásico o neutro acorde a la cultura corporativa. Si por el contrario somos una empresa de diseño, moderna y vanguardista nos podremos permitir más licencias. Una gran idea es diseñarlos nosotros e incluir el logo o bien recurrir a los de UNICEF, muy clásicos y solidarios. En ocasiones, las felicitaciones suelen ir acompañadas de regalos cuando se trata de clientes importantes o socios capitalistas. El presente debe ser de valor razonable pero no excesivo (lo cual despertaría sospechas) y siempre de buen gusto. En ocasiones se opta por algo relacionado con la profesión y cuando esto no es posible las esculturas, carteras de piel, marcos etc son una posibilidad. Igualmente existen los denominados regalos “prácticos”: cestas de Navidad, vinos, jamones, turrones... La ventaja de estos es que sabemos que siempre serán utilizados. Como en todo, si regalamos a una personas extranjera debemos conocer sus gustos y costumbres y por supuesto asegurarnos de que pertenece a una cultura o religión que celebre la Navidad sino, no comprenderán el motivo del regalo o podrían sentirse ofendidos. Si conocemos bien a la persona, podemos arriesgarnos ligeramente y hacer un regalo más personal que será más valorado. Para ello habrá que haber realizado una labor de “investigación” a lo largo del año y estar al tanto de sus comentarios : “¡Cómo me gusta este vino!”, “colecciono figuritas de Lladró” o “soy vegetariano y no como carne”.

En definitiva, superar la etapa de la Navidad es fácil siempre y cuando apliquemos el buen gusto y el sentido común poniendo por delante a las personas a las que nos dirigimos y procurando hacerles agradable un momento tan entrañable.
Por Cristina Hernández.-

1 comentario:

  1. Cristina has realizado este curso de manipulador de alimentos. Tengo esa duda, por que a lo mejor hemos sido compañeros de estudio. :D

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