lunes, 2 de marzo de 2009

Malos humos.

El 1 de enero de 2006 entró en vigor la Ley de Hostelería y Tabaco. Dicha Ley determina a grandes rasgos, lo siguiente:
-Los locales de menos de 100 m2 deberán decidir si se fuma o no en el 100% de su local.
-Los locales de más de 100 m2 podrán instalar una zona de fumadores que no podrá superar el 30% de la superficie total, debidamente aislada y con la terminante prohibición de entrada a menores de 16 años.
Todos, para bien o para mal nos hemos visto afectados por dicha ley. Se han dado casos tan curiosos como una chica de la limpieza que denunció a su señora por fumar en su lugar de trabajo, el cual evidentemente era la propia casa de la señora en cuestión. Parece que en restaurantes y sitios públicos no tenemos que preocuparnos por el tabaco. Son los organismos los que regulan su consumo pero...¿ qué ocurre cuando nos trasladamos en el ámbito privado?. Por el momento el Gobierno no ha especificado, si se podrá fumar en los pisos de más de 100 m2 o no. Hasta que nuestros dirigentes decidan dar una respuesta, no nos queda más remedio que recurrir al protocolo y eso es precisamente lo que vamos a hacer en este artículo. En la sociedad española existen 4 grupos esenciales, cada uno de ellos deberá tener un comportamiento distinto, veamos uno a uno:
- La Chimenea empedernida : Este tipo de persona es aquella que se pone de mal humor si el restaurante elegido es un espacio libre de humos, que no puede terminar la cena y/o sobremesa sin salir a la calle a fumar y que no duda en encenderse un cigarrillo en casa ajena ni propia. A este grupo de la población, debemos decirle varias cosas. En primer lugar que a la hora de elegir restaurante siempre tendrá más peso la decisión de los no fumadores, aún habiendo sólo uno en el grupo se debe dejar que ejerza su derecho a no inhalar humo pasivamente. Por otro lado si somos anfitriones, a pesar de estar en nuestra propia casa siempre primará sobre el interés de uno mismo el de nuestros invitados. Caso distinto evidentemente, será si nuestros invitados son fumadores, en este caso Dios nos cría , nosotros nos juntamos y nosotros solitos nos apañamos.
- El Macrobiótico radical: En este caso hablamos de el prototipo de persona sana, ( podréis identificarlo por su férrea defensa de la soja), totalmente contraria al humo, crítica con los fumadores. Opta siempre por asistir a locales libres de humos y si no fuera así, cambia de local. Si bien es cierto, que cuentan con la ventaja de ser no fumadores en cuanto a decisiones se refiere, en el caso de ser anfitriones deben tener cintura y ser capaces de hacer una excepción y poner ceniceros al alcance de los invitados en el caso de que vengan fumadores. Si son invitados no protestarán cuando nuestro anfitrión en caso de fumar lo haga, no olvidemos que es su casa.
- Los liberales: Personas, fumadoras o no, que consienten, admiten y permiten que tanto fumadores activos como fumadores sociales consuman tabaco con total libertad. Este tipo de persona, suele actuar como intermediario entre macrobióticos y chimeneas, tienen pues, un papel fundamental. En su caso recomiendo que defiendan siempre los intereses y derechos de los no fumadores, aunque no está mal ser la persona que acompaña al fumador al exterior.
Seamos el tipo de persona que seamos debemos potenciar siempre, el respeto y la comprensión. Este es el único modo de evitar conflictos entre fumadores o no. No olvidemos nunca que sobre el tabaco hay algo que siempre estará por encima, las relaciones interpersonales. Lo importante es tomar un café con un amigo. ¿ Qué mas da si fumamos mientras tanto o no?.
A la hora de fumar no sólo es cuestión de respetar las normas, existe todo un savoir-faire en el acto de fumar. Fumar no es bueno, lo sabemos, pero si aún así decidimos hacerlo.¡Seamos elegantes!. Los puros se reservan para ocasiones importantes y son eminentemente masculinos. Nunca se fuma durante las comidas, siempre en la sobremesa y con consentimiento previo. Como anfitriones, los ceniceros deben vaciarse muy menudo. Se debe tener especial cuidado cuando fumemos con no echar le humo a nuestros interlocutores y pedir permiso sólo en el caso de que sepamos que la respuesta sea afirmativa. Si creemos que nos vana a decir que no, es de mayor decoro ni siquiera preguntar.
Como siempre me gusta resaltar al final del artículo, es de vital importancia ser conscientes de que el protocolo afecta a todas y cada una de nuestras acciones. El protocolo no sólo son Maria Antonieta o Isabel Preysler, el protocolo lo hacemos todos juntos y en todo momento.
Por Cristina Hernández.-

1 comentario:

  1. Decidí hacerme curso auxiliar de farmacia con el objetivo de inventor un estractor de humos que funcione con pilas

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